438. Hoy es el gran día.
Juan, el primogénito del enano mayor, el de las zapatillas rojas y
lengua geográfica, finalmente celebrará su Bar Mitzvá. Como terminó los
estudios con dos años de retraso, el día anterior tuvieron que afeitarle los
bigotes. El enano no alcanzaba, así que llamó a Raymond, su peluquero, ese que
vive en la República de Hialeah y que le cortaba el pelo a Maradona antes de
marcharse de la Isla para radicarse en el pantano.
Castorina y abuelita llegarán a primera hora a bordo de un chárter que
Daniel Steimberg contrató al efecto. Los otros cuatrocientos asientos del
avión, vendrán vacíos. Es que no han conseguido convocar a más invitados y la
tripulación ha preferido concurrir a un festival en la playa. Natalio y Tony
viajarán en un globo aerostático, que descenderá directamente en los jardines
del Templo Judea. Lamentablemente, Isabel, Pilar y Dolores anunciaron que se
encuentran algo indispuestas, y no podrán asistir a tan trascedente celebración.
Juan subirá al púlpito envuelto en una capa de terciopelo con los
colores del Barça, el talit que le ha regalado Mark y en la cabeza llevará una
kipá tejida por abuelita con hojas de palmera. Con su vozarrón comenzará a
cantar las bendiciones que corresponden para antes de la lectura de la Torá, y
le saldrán palabras en un dialecto que mezclará el inglés sureño del pantano,
con hebreo agringado y un español salpicado de porteño. Desafinará aquí y allá.
Emma lo seguirá atenta en la lectura y le irá apuntando palabra por palabra,
que ella misma se ha aprendido de memoria hasta el hartazgo. Andy alternará
entre quedarse dormido en las faldas de su mamá y hacer jueguito
disimuladamente con una pelotita de papel abollado. Lucía llorará de la emoción
y reirá de la vergüenza al ver que abuelita se persigna delante de los rollos
de la Torá. El enano mayor vestirá riguroso smoking verde y no dejará de
mostrar los flamantes dientes que McClane le ha alquilado para la ocasión. Sus
poros rebalsarán de liberación y nunca dejará de gritar Amén.
Es que sí, hoy será un día de gran júbilo, Juan se redimirá para
siempre y pasará a formar parte del pueblo elegido. A cambio de ello, el
inspector, que oficiará como el Maftir de la ceremonia, le hará entrega de las
tarjetas verdes para toda la familia.
Al finalizar, Jesús agasajará a los invitados con canapés de lagarto,
maduros salpicados con pezuñas de chancho, platanitos aié aié y otras delicias
caribeñas que el jefe ha importado exclusivamente para la hora del ágape.
Amén.
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